Las administraciones públicas aceptan sistemáticamente justificaciones de bajas temerarias en las licitaciones

Cada vez más estamos viendo como algunas administraciones públicas aceptan las justificaciones de las bajas temerarias en las licitaciones de servicios de ingeniería y arquitectura, generando una situación de incertidumbre y precariedad en el sector. Si bien los pliegos y la ley de contratos del sector público dejan claro que las bajas temerarias se podrán aceptar si están correctamente justificadas, también es cierto que la cláusula de temeridad se incluye para evitar que el adjudicador asuma riesgos innecesarios si contrata los servicios con importes anormalmente bajos. La aceptación de una baja anormal o temeraria debe ser una excepción en los procesos de contratación pública.

La aceptación sistemática de bajas temerarias genera un ecosistema de subasta en los concursos públicos. Esto provoca que, independientemente del peso de la puntuación técnica, el criterio económico sea el preponderante en la adjudicación, en contra del espíritu de las normas europeas y de la transposición a la legislación nacional. La oferta económicamente más ventajosa no debe significar forzosamente la más barata, si no la que ofrece un mejor servicio al adjudicador y a la sociedad.

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